LA PIEL

“La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, o animal. Ocupa aproximadamente 2 m², y su espesor varía entre los 0,5 mm (en los párpados) a los 4 mm (en el talón). Su peso aproximado es de 5 kg. Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno, y éste varia en cada especie.”


El cerebro de los recién nacidos es muy plástico, se hicieron experimentos con gatos (no haré aquí ninguna valoración sobre la ética de tales experimentos) que demostraba que cuando se mantenía a un gato recién nacido en la oscuridad durante un tiempo determinado, éste no desarrollaba el sentido de la vista, al parecer existe una ventana temporal para el desarrollo de determinas áreas cerebrales y una vez “cerrada” dicha ventana, la capacidad (vista, oído, habla, etc.) ya no puede desarrollarse. Las áreas del cerebro que habitualmente se dedican a dicho sentido se destinan a otros menesteres.


Imagínense que, desde que nacen, les colocan unas gafas de sol con rayas o puntos que dificultan la visión y sólo nos desprendemos de ellas para dormir.


Como la visión se desarrolla mediante el aprendizaje en la interpretación de los estímulos que llegan a los ojos, una visión restringida provocará un desarrollo deficitario del sentido de la vista.


Dejando de lado las otras funciones como protección ante agresiones físicas, químicas y biológicas, además de su producción de vitamina D y segregación de feromonas para la atracción de parejasexual, etc., creo que a la piel le pasa lo mismo que a cualquier otro de nuestros sentidos, como órgano sensor, recibe diversos tipos de estímulos de una manera constate, principalmente flujo de calor y presión que, dependiendo de la superficie afectada, de la intensidad y de la actividad que se esté desarrollando, podrá interpretarlos como calor, quemadura, frío, pinchazo o una caricia, un beso, la cercanía de un objeto caliente (quién no se aleja en verano de un muro que ha estado al sol todo el día y sigue radiando calor durante horas), etc.


He observado, y quizá alguno de ustedes haya observado lo mismo, que en algunas ocasiones (pasando la semana santa en un camping nudista), una baja temperatura perfectamente soportable y no excesivamente molesta estando desnudo, en cuanto me ponía alguna prenda encima empezaba a sentir un frío entre incómodo e insoportable, teniendo que vestirme y hasta abrigarme.


Con el calor pasa lo mismo, cuando tenemos calor estando desnudos los capilares de nuestra piel nos permiten expulsar calor, si ésto no es suficiente empezaremos a sudar y la evaporación de ese sudor nos refrescará y la temperatura nos parecerá agradable.
Cuando nuestro cuerpo está vestido estos procesos quedan seriamente comprometidos impidiendo el correcto funcionamiento del sistema de regulación térmica de nuestro cuerpo en el que la piel juega un papel tan importante.


Pareciera que la piel funcionara como lo que es, un sólo órgano y que la información térmica heterogénea que recibe de distintas partes del cuerpo cuando éste se halla parcialmente cubierto hiciera funcionar el sistema de termorregulación de un modo incorrecto y una deficitaria e inadecuada interpretación de los estímulos táctiles.


Todo esto más las otras funciones tan importantes que la piel tiene para nuestra salud y para la percepción de nuestro entorno deberían animarnos a plantearnos el uso adecuado de la vestimenta como protección, como nos ponemos gafas de sol en la montaña o en la playa, para aquellas circunstancias en que las condiciones climáticas o la actividad que estamos desarrollando lo aconsejen. Un mandilón reforzado sería suficiente para la mayoría de las actividades del jardín o la casa, mayor protección se requerirá en un entorno industrial y se necesitará protección térmica en caso de temperaturas más bajas de las que nuestro discapacitado sistema de regulación térmica encuentre cómodas y un buen sombrero será imprescindible si estamos al sol.

 

Dejamos para otra ocasión el análisis del exhibicionismo de la vestimenta y los cosméticos como instrumentos de seducción y status. 

 

Fuente: Fernando Gomez, Septiembre de 2012

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